December 16th, 2024
by Ps. Jonathan Gallardo
by Ps. Jonathan Gallardo
La alegría del jubileo: Redescubrir el sentido de la Navidad
La Navidad es más que una época de luces, regalos y alegres villancicos: en el fondo, es una profunda celebración de esperanza, libertad y salvación. Se centra en el nacimiento de Jesucristo, el Dios-Hombre que se encarnó para habitar entre su pueblo. Pero, ¿por qué nació Jesús? Esta pregunta exige una respuesta, porque la historia de Jesús no es solo un cuento conmovedor, sino un acontecimiento crucial con un significado eterno.
¿Por qué vino Jesús?: Una misión enraizada en la liberación del pecado
El nacimiento de Jesús está directamente relacionado con su misión. Su ministerio comenzó con claridad y poder, tal y como se describe en Lucas 4:14-21. En la sinagoga de su ciudad natal, Nazaret, Jesús leyó el pasaje de Isaías 61, que resume su propósito: llevar la buena noticia a los pobres, proclamar la libertad a los cautivos, dar la vista a los ciegos y liberar a los oprimidos. Esta era la descripción de su misión: enseñar, proclamar y cumplir las promesas de Dios.
Nazaret, una ciudad rodeada de dudas y considerada poco memorable, se convirtió en el improbable escenario en el que Jesús declaró su mandato divino. Como ungido, su ministerio llevó la esperanza a los más desconsolados, recordándoles y recordándonos el profundo amor y la redención de Dios.
El Año del Jubileo: Una imagen de la salvación
En Lucas 4:19, Jesús proclama «el año de gracia del Señor», una referencia al concepto de Jubileo del Antiguo Testamento (Levítico 25). El jubileo marcaba un tiempo de libertad, restauración y redención: se perdonaban las deudas, se liberaba a las personas esclavizadas y se devolvía la tierra a sus legítimos propietarios.
Para los israelitas, el jubileo simbolizaba un nuevo comienzo, un reinicio divino. Jesús, sin embargo, introdujo un nuevo y mayor Jubileo, uno que no se limitaba a un ciclo de 50 años, sino que traía la libertad eterna. Su mensaje no se refería únicamente a la reforma económica o a la justicia social, sino también a la liberación espiritual.
Para los pobres, los quebrados espiritualmente y los esclavizados por el pecado, Jesús ofreció perdón, luz y una relación restaurada con Dios. Su obra no consistía solo en curar dolencias físicas o resolver circunstancias temporales, sino en traer la salvación definitiva a través de su vida, muerte y resurrección.
Jesús: Un salvador, no un revolucionario
Mientras que algunos pueden malinterpretar la misión de Jesús como una de agitación social o política, su enfoque era mucho más profundo. Jesús no era un rebelde o un revolucionario en el sentido mundano. No era el Che Guevara ni Robin Hood, liderando una revuelta contra la opresión. Por el contrario, vino a abordar la mayor necesidad de la humanidad: la relación rota con Dios causada por el pecado.
A través de sus enseñanzas y proclamas, Jesús señaló la solución definitiva: un Jubileo espiritual que nos libera de la culpa, restaura nuestras almas y garantiza la vida eterna.
La esperanza en la historia de Navidad
La historia de la Navidad, cuando se entiende a la luz de la misión de Jesús, es una historia de profunda esperanza. Cuando Jesús leyó la profecía de Isaías, no mencionó el «día de venganza de nuestro Dios» (Isaías 61:2). Esta omisión no fue un descuido, sino intencionada. La primera venida de Jesús marcó un tiempo de salvación, no de juicio.
La Navidad nos recuerda que seguimos viviendo en esta era de Jubileo. La salvación está al alcance de todos los que acuden a Jesús, independientemente de su origen, su condición o sus pecados. A los pobres, los ciegos, los cautivos y los oprimidos, Jesús les ofrece libertad y una vida nueva.
Celebra el verdadero jubileo
Esta Navidad, cuando te reúnas con tu familia y amigos, tómate tiempo para reflexionar sobre el verdadero significado de estas fechas. Jesús vino a cumplir una misión divina: proclamar la buena nueva de la salvación y marcar el comienzo del Jubileo definitivo.
Si estás agobiado por la culpa, el miedo o la desesperanza, la Navidad es un recordatorio de que Jesús te invita a experimentar la libertad en Él. No dejes pasar estas fiestas sin abrazar la alegría y la esperanza que Él te ofrece.
Ven a Jesús. Celebra tu jubileo. Porque en Él encontramos la verdadera libertad y la paz eterna.
Que esta Navidad sea un tiempo de renovación, un tiempo para redescubrir la libertad, el perdón y la esperanza que se encuentran en Cristo.
¿Por qué vino Jesús?: Una misión enraizada en la liberación del pecado
El nacimiento de Jesús está directamente relacionado con su misión. Su ministerio comenzó con claridad y poder, tal y como se describe en Lucas 4:14-21. En la sinagoga de su ciudad natal, Nazaret, Jesús leyó el pasaje de Isaías 61, que resume su propósito: llevar la buena noticia a los pobres, proclamar la libertad a los cautivos, dar la vista a los ciegos y liberar a los oprimidos. Esta era la descripción de su misión: enseñar, proclamar y cumplir las promesas de Dios.
Nazaret, una ciudad rodeada de dudas y considerada poco memorable, se convirtió en el improbable escenario en el que Jesús declaró su mandato divino. Como ungido, su ministerio llevó la esperanza a los más desconsolados, recordándoles y recordándonos el profundo amor y la redención de Dios.
El Año del Jubileo: Una imagen de la salvación
En Lucas 4:19, Jesús proclama «el año de gracia del Señor», una referencia al concepto de Jubileo del Antiguo Testamento (Levítico 25). El jubileo marcaba un tiempo de libertad, restauración y redención: se perdonaban las deudas, se liberaba a las personas esclavizadas y se devolvía la tierra a sus legítimos propietarios.
Para los israelitas, el jubileo simbolizaba un nuevo comienzo, un reinicio divino. Jesús, sin embargo, introdujo un nuevo y mayor Jubileo, uno que no se limitaba a un ciclo de 50 años, sino que traía la libertad eterna. Su mensaje no se refería únicamente a la reforma económica o a la justicia social, sino también a la liberación espiritual.
Para los pobres, los quebrados espiritualmente y los esclavizados por el pecado, Jesús ofreció perdón, luz y una relación restaurada con Dios. Su obra no consistía solo en curar dolencias físicas o resolver circunstancias temporales, sino en traer la salvación definitiva a través de su vida, muerte y resurrección.
Jesús: Un salvador, no un revolucionario
Mientras que algunos pueden malinterpretar la misión de Jesús como una de agitación social o política, su enfoque era mucho más profundo. Jesús no era un rebelde o un revolucionario en el sentido mundano. No era el Che Guevara ni Robin Hood, liderando una revuelta contra la opresión. Por el contrario, vino a abordar la mayor necesidad de la humanidad: la relación rota con Dios causada por el pecado.
A través de sus enseñanzas y proclamas, Jesús señaló la solución definitiva: un Jubileo espiritual que nos libera de la culpa, restaura nuestras almas y garantiza la vida eterna.
La esperanza en la historia de Navidad
La historia de la Navidad, cuando se entiende a la luz de la misión de Jesús, es una historia de profunda esperanza. Cuando Jesús leyó la profecía de Isaías, no mencionó el «día de venganza de nuestro Dios» (Isaías 61:2). Esta omisión no fue un descuido, sino intencionada. La primera venida de Jesús marcó un tiempo de salvación, no de juicio.
La Navidad nos recuerda que seguimos viviendo en esta era de Jubileo. La salvación está al alcance de todos los que acuden a Jesús, independientemente de su origen, su condición o sus pecados. A los pobres, los ciegos, los cautivos y los oprimidos, Jesús les ofrece libertad y una vida nueva.
Celebra el verdadero jubileo
Esta Navidad, cuando te reúnas con tu familia y amigos, tómate tiempo para reflexionar sobre el verdadero significado de estas fechas. Jesús vino a cumplir una misión divina: proclamar la buena nueva de la salvación y marcar el comienzo del Jubileo definitivo.
Si estás agobiado por la culpa, el miedo o la desesperanza, la Navidad es un recordatorio de que Jesús te invita a experimentar la libertad en Él. No dejes pasar estas fiestas sin abrazar la alegría y la esperanza que Él te ofrece.
Ven a Jesús. Celebra tu jubileo. Porque en Él encontramos la verdadera libertad y la paz eterna.
Que esta Navidad sea un tiempo de renovación, un tiempo para redescubrir la libertad, el perdón y la esperanza que se encuentran en Cristo.
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