November 4th, 2020
by Jonathan Galvan
by Jonathan Galvan
Incertidumbre, esta palabra resume los acontecimientos actuales. Sin embargo, por más que suene como un «cliché», ¡Dios tiene el control! Sí, incluso sobre nuestra democracia. Cuando leas esto, es muy posible que todavía no sepamos con certeza quién será nuestro próximo presidente. Las encuestas, las cifras y los analistas políticos pueden estar creando un espejismo lleno de especulaciones que aumentan la confusión y la incertidumbre.
Como cristianos, ¿qué debemos hacer con todo este drama político? Es fácil perderse en una retórica polarizadora, pero ¿como cristianos, de qué manera debemos responder?, o la pregunta sería… ¿deberíamos hacerlo? Una cosa sí es segura, Dios ya decidió quién va a ser el hombre que será juramentado como presidente. ¿Esto significa que Dios prefiere a uno sobre el otro? No necesariamente, pero ahora sabe quién dirigirá este país, y a través de él, el plan de Dios seguirá firme.
En tiempos de crisis, los cristianos parecen olvidarse de la soberanía de Dios. Olvidamos que Dios está involucrado y consciente aun de las pequeñeces en nuestro mundo. ¿Recuerdan cuando nuestro Señor Jesús da el ejemplo de los dos pajarillos vendidos por unos centavos? Y, sin embargo, aunque uno de ellos cayera al suelo, Dios lo sabía (Mateo 10:29). La implicación es que incluso lo que parece insignificante [para nosotros], Dios es consciente y tiene el control.
[El libro de Daniel, es un gran ejemplo] Ya que nos sirve como un gran recordatorio del Dios al que servimos. [Ese libro] es solo para los exiliados, el pueblo de Dios que ahora vive en Babilonia bajo el reinado del rey Nabucodonosor. El libro les proporciona esperanza e instrucción. Es interesante cómo el capítulo 1 inicia con la afirmación de que Dios entregó el rey de Judea al enemigo. La soberanía de Dios no siempre es bonita. ¿Cómo se supone que los exiliados esperaran en un Dios, que parece indiferente a sus circunstancias?
Más adelante, en el capítulo 2, leemos [acerca] de un sueño que tuvo el rey Nabucodonosor y que lo estaba volviendo loco. Él llama a todos los magos y sabios de su reino para que ayuden a interpretar el sueño, pero no tienen tal poder. Uno de ellos incluso responde: «Lo que el rey demanda es difícil, y no hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres» (Daniel 2:11). Su humanidad [la de los magos] es finita; no pueden leer la mente del rey.
Conociendo la ira y el deseo del rey de matar a todos los sabios de Babilonia por no interpretar su sueño, Daniel interviene para evitar esa matanza. Y lo hace solicitando una cita con el rey para que pueda interpretar el sueño. Ahora bien, Daniel no tenía forma de interpretar el sueño, y mucho menos saber lo que el rey había soñado, pero Daniel no confiaba en su [propia] sabiduría (aunque él era uno de los sabios, Daniel 2:13); él, junto con sus compañeros, buscaron la misericordia de Dios para revelar el misterio.
Dios fue misericordioso y le reveló el misterio del rey. La respuesta de Daniel fue de gratitud y consuelo hacia el Dios Soberano. Una de las frases de su oración es de particular interés para nosotros. Daniel dice, «Él, [Dios] quita reyes y pone reyes» (Daniel 2:21). Aún a punto de morir y vivir como un exiliado, Daniel sabe que Dios está en control. Aunque el rey Nabucodonosor se sentaba en el trono en ese momento, Daniel sabía que fue Dios quien lo colocó allí.
Daniel sabe que Dios permitió que su pueblo fuera llevado al exilio, pero también sabe que Dios los llevará de vuelta a casa (Daniel, cap. 9).
En medio del caos y la incertidumbre, Daniel buscó a Dios, y no lo hizo solo, él reunió a sus amigos para buscar a Dios. La respuesta de Daniel a la misericordia de Dios es un modelo [a seguir] para que alabemos y confiemos en nuestro Padre celestial. Los amigos de Daniel también se enfrentarían al horno ardiente (cap.3), y una vez más, Dios respondería. Cuando el rey Nabucodonosor ve con sus propios ojos a Dios, caminando con ellos en el horno, él es el que responde con alabanza diciendo: «¡Cuán grandes son Sus señales, Y cuán poderosas Sus maravillas! Su reino es un reino eterno, y Su dominio de generación en generación.» (Daniel 4:3)
Más tarde, Daniel es arrojado a la guarida del león debido a su vida de oración, por [ordenes] de Darío, otro gobernante. Al ser entregado a los leones, Darío [le] hace una declaración sorprendente a Daniel: «tu Dios, a quien sirves con perseverancia, Él te librará». (Daniel 6:16) Como si supiera lo que el Dios de Daniel fuera capaz de hacer. Una vez más, Dios viene al rescate.
No solo los reyes paganos y los gobernantes conocían la soberanía del Dios de Daniel, sino que también Daniel, él nunca dudó en acercarse a Dios cuando las cosas no estaban «bien». Nunca cuestionó a Dios y nunca es disuadido por sus circunstancias y las de su pueblo. No era un cliché para Daniel decir: «Dios tiene el control», porque, para Daniel, Dios sí tenía el control. El dominio de Dios se hace más evidente para Daniel al recibir una visión de Dios y él ve a uno que «venía como un Hijo de Hombre, Que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él. Y le fue dado dominio, Gloria y reino, Para que todos los pueblos, naciones y lenguas Le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno Que nunca pasará, y Su reino uno Que no será destruido» (Daniel 7:13-14).
La incertidumbre, el caos, la división y el miedo son características de la política. Afortunadamente nuestra esperanza no se encuentra en la política y los presidentes, sino en Uno, cuyo reino no es de este mundo, y ese es ¡El REY JESÚS!
Como cristianos, ¿qué debemos hacer con todo este drama político? Es fácil perderse en una retórica polarizadora, pero ¿como cristianos, de qué manera debemos responder?, o la pregunta sería… ¿deberíamos hacerlo? Una cosa sí es segura, Dios ya decidió quién va a ser el hombre que será juramentado como presidente. ¿Esto significa que Dios prefiere a uno sobre el otro? No necesariamente, pero ahora sabe quién dirigirá este país, y a través de él, el plan de Dios seguirá firme.
En tiempos de crisis, los cristianos parecen olvidarse de la soberanía de Dios. Olvidamos que Dios está involucrado y consciente aun de las pequeñeces en nuestro mundo. ¿Recuerdan cuando nuestro Señor Jesús da el ejemplo de los dos pajarillos vendidos por unos centavos? Y, sin embargo, aunque uno de ellos cayera al suelo, Dios lo sabía (Mateo 10:29). La implicación es que incluso lo que parece insignificante [para nosotros], Dios es consciente y tiene el control.
[El libro de Daniel, es un gran ejemplo] Ya que nos sirve como un gran recordatorio del Dios al que servimos. [Ese libro] es solo para los exiliados, el pueblo de Dios que ahora vive en Babilonia bajo el reinado del rey Nabucodonosor. El libro les proporciona esperanza e instrucción. Es interesante cómo el capítulo 1 inicia con la afirmación de que Dios entregó el rey de Judea al enemigo. La soberanía de Dios no siempre es bonita. ¿Cómo se supone que los exiliados esperaran en un Dios, que parece indiferente a sus circunstancias?
Más adelante, en el capítulo 2, leemos [acerca] de un sueño que tuvo el rey Nabucodonosor y que lo estaba volviendo loco. Él llama a todos los magos y sabios de su reino para que ayuden a interpretar el sueño, pero no tienen tal poder. Uno de ellos incluso responde: «Lo que el rey demanda es difícil, y no hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres» (Daniel 2:11). Su humanidad [la de los magos] es finita; no pueden leer la mente del rey.
Conociendo la ira y el deseo del rey de matar a todos los sabios de Babilonia por no interpretar su sueño, Daniel interviene para evitar esa matanza. Y lo hace solicitando una cita con el rey para que pueda interpretar el sueño. Ahora bien, Daniel no tenía forma de interpretar el sueño, y mucho menos saber lo que el rey había soñado, pero Daniel no confiaba en su [propia] sabiduría (aunque él era uno de los sabios, Daniel 2:13); él, junto con sus compañeros, buscaron la misericordia de Dios para revelar el misterio.
Dios fue misericordioso y le reveló el misterio del rey. La respuesta de Daniel fue de gratitud y consuelo hacia el Dios Soberano. Una de las frases de su oración es de particular interés para nosotros. Daniel dice, «Él, [Dios] quita reyes y pone reyes» (Daniel 2:21). Aún a punto de morir y vivir como un exiliado, Daniel sabe que Dios está en control. Aunque el rey Nabucodonosor se sentaba en el trono en ese momento, Daniel sabía que fue Dios quien lo colocó allí.
Daniel sabe que Dios permitió que su pueblo fuera llevado al exilio, pero también sabe que Dios los llevará de vuelta a casa (Daniel, cap. 9).
En medio del caos y la incertidumbre, Daniel buscó a Dios, y no lo hizo solo, él reunió a sus amigos para buscar a Dios. La respuesta de Daniel a la misericordia de Dios es un modelo [a seguir] para que alabemos y confiemos en nuestro Padre celestial. Los amigos de Daniel también se enfrentarían al horno ardiente (cap.3), y una vez más, Dios respondería. Cuando el rey Nabucodonosor ve con sus propios ojos a Dios, caminando con ellos en el horno, él es el que responde con alabanza diciendo: «¡Cuán grandes son Sus señales, Y cuán poderosas Sus maravillas! Su reino es un reino eterno, y Su dominio de generación en generación.» (Daniel 4:3)
Más tarde, Daniel es arrojado a la guarida del león debido a su vida de oración, por [ordenes] de Darío, otro gobernante. Al ser entregado a los leones, Darío [le] hace una declaración sorprendente a Daniel: «tu Dios, a quien sirves con perseverancia, Él te librará». (Daniel 6:16) Como si supiera lo que el Dios de Daniel fuera capaz de hacer. Una vez más, Dios viene al rescate.
No solo los reyes paganos y los gobernantes conocían la soberanía del Dios de Daniel, sino que también Daniel, él nunca dudó en acercarse a Dios cuando las cosas no estaban «bien». Nunca cuestionó a Dios y nunca es disuadido por sus circunstancias y las de su pueblo. No era un cliché para Daniel decir: «Dios tiene el control», porque, para Daniel, Dios sí tenía el control. El dominio de Dios se hace más evidente para Daniel al recibir una visión de Dios y él ve a uno que «venía como un Hijo de Hombre, Que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él. Y le fue dado dominio, Gloria y reino, Para que todos los pueblos, naciones y lenguas Le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno Que nunca pasará, y Su reino uno Que no será destruido» (Daniel 7:13-14).
La incertidumbre, el caos, la división y el miedo son características de la política. Afortunadamente nuestra esperanza no se encuentra en la política y los presidentes, sino en Uno, cuyo reino no es de este mundo, y ese es ¡El REY JESÚS!
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5 Comments
Amen !! Quien sea que gane es porque asi Dios lo quiere y su plan continuara ,cada vez estamos mas cerca ....! Muy buen ejemplo (Daniel .)
Que alentador es es leer este mensaje sabiendo que nuestro Dios está sentado en su trono y El ya decidió quién gobernará, oremos y confiemos como Daniel lo hizo. Muchas gracias pastor Jonathan Gallardo.
Amen! 🙌🙌🙌
Nuestra esperanza esta en El! ðŸ™
Amén . Nuestra confianza está en Dios ..
Que alentador es saber que nuestro Dios sigue en su trono, sea cual sea la circunstancia que estemos viviendo, nuestro Dios sigue siendo Dios ayer, hoy y por siempre!!!