March 18th, 2021
by Jonathan Galvan
by Jonathan Galvan
Introducción
Los escritos de Homero, Platón y Aristóteles han recibido mucha atención a lo largo de los siglos, y estos se mantienen canónicamente como la «literatura clásica griega antigua» que se remontan al siglo VIII a.C. Estos textos se estudian en las escuelas y se respetan como grandes piezas de arte literario. Sin embargo, ninguno de los textos originales antiguos en griego existen. Han sobrevivido a través de lo que se conoce como manuscritos (MSS), que son copias. Las primeras copias de estos textos datan del siglo VIII d.C. El manuscrito más antiguo de Homero data del siglo X d.C., que está a más de mil años de distancia de su original. El texto del Nuevo Testamento que tenemos también es una copia; esto no debería sorprender. Por ejemplo, no existe ni un solo texto original del Evangelio de Lucas o una Epístola Paulina. La diferencia aquí radica en la cantidad y proximidad de las copias que han sobrevivido.
Hoy en día, existen más de 5.800 manuscritos del Nuevo Testamento, en comparación con los datos mínimos y el material de los otros textos griegos antes mencionados. Estos manuscritos vienen en diferentes categorías, papiros (un tipo de material escrito), mayúsculas (escritos en mayúsculas), minúsculas (escritos en minúsculas) y leccionarios (lecturas diarias para la iglesia). Entre el siglo II-XVI, muchas traducciones o versiones provenían de estas copias tanto como en latín, el copto y el idioma siríaco, sin mencionar el más de un millón de citas bíblicas de los padres de la iglesia. Jacobus Petzker, erudito y experto del Nuevo Testamento, escribe: «De hecho, son tan extensas estas citas que, si todas las demás fuentes de nuestro conocimiento acerca del texto del Nuevo Testamento fueran destruidas, [estas] serían suficientes para la reconstrucción de prácticamente todo el Nuevo Testamento». [1]
No solo la cantidad es vasta, sino que algunos de los manuscritos del NT más antiguos datan aproximadamente entre 30-50 años después de que se escribió el último libro del NT (El Evangelio de Juan, 90 d.C.). Algunos de los papiros más importantes que contienen fragmentos y libros completos del NT datan entre los años 125-200 d.C. ¿Por qué sería esto importante? Si uno considera la proximidad de tiempo entre la copia y original, se vuelve más convincente y útil en el estudio para determinar lo que dijo la fuente. Sabiendo lo que el autor escribió, es lo que los eruditos del Nuevo Testamento llaman «Crítica Textual, [y esta] es el estudio de las copias sin el original para determinar la redacción exacta del [documento] original»
Importancia
¿Por qué es todo esto importante, y qué tiene que ver con que no prediquemos a través de Juan 7:53- 8:11, que comúnmente se conoce como «La Perícopa de la Mujer Adúltera»?
La respuesta es bastante simple, ese pasaje no fue escrito ni se encontró en los manuscritos más antiguos, esto significa que fue agregado en una fecha posterior por un autor desconocido. Tradicionalmente, hemos aceptado solo aquellos textos que se remontan a los Apóstoles y aquellos con vínculos directos con los Apóstoles como: Marcos, Lucas, Hechos, Judas, etc.
Elaboremos, en la mayoría de las versiones modernas de la Biblia (NBLA, RVR.77, PDT), colocan corchetes alrededor del pasaje que permiten al lector saber que [estas porciones] no se encuentra en los manuscritos más antiguos, o simplemente colocan una nota al pie de página, para algunas personas esto puede tener sentido, pero otras pueden pasar por alto la nota o los corchetes. Otros tal vez no entiendan lo que implica, lo peor es que, en algunos casos, este tipo de situaciones pueden crear dudas en cuanto a la veracidad de las Escrituras. Al inicio de este «blog» dimos un prefacio con información técnica para que nos ayude a reafirmar nuestra confianza en la palabra de Dios. Muchos otros factores nos dan certeza en las Escrituras, pero el aspecto técnico proporciona un elemento tangible. La abundancia de los manuscritos descritos fortalece nuestra fe. No debemos sentirnos amenazados cuando los «críticos textuales» atacan nuestra fe [al tratar] de diseccionar la Biblia. La Biblia es el único texto antiguo que ha sobrevivido a lo largo de los siglos, casi exactamente como se pretendía inicialmente. Por supuesto, existen variaciones en el texto, como la ortografía de los nombres, ediciones en las oraciones, omisiones geográficas y otras diferencias insignificantes. Sin embargo, ninguno afecta a la teología, ni cambia por completo el mensaje.
La Perícopa de la mujer adúltera nos es muy familiar y apreciada, el pasaje no distorsiona el mensaje del Evangelio ni mucho menos da una imagen diferente de Jesús. Aunque en muchos de los manuscritos posteriores está presente esta historia, lo colocan dentro de asteriscos, y al hacerlo, cuestionan su autenticidad. Bruce Metzger, un erudito muy respetado y experto en los estudios del Nuevo Testamento, lo atribuye a una «tradición oral que circuló en ciertas partes de la iglesia occidental y posteriormente se incorporó a varios manuscritos en varios lugares».[2] Fue en Occidente a través de Ambrosio (339-397 d.C.) y Agustín (354-430 d.C.) que la iglesia abrazó plenamente la historia tradicional. Es por eso por lo que Jerónimo (346-420 d.C.) la incluyó en la traducción de la Vulgata Latina de la Biblia que, en consecuencia, se convirtió en la versión principal. Ninguno de los primeros padres griegos como Tertuliano (160-220 d.C.), Orígenes (185-253 d.C.), Crisóstomo (347-407 d.C.) y Teodoro de Mopsuestia (350-428 d.C.) mencionan esta historia. Metzger también afirma: «La evidencia del origen no Joanino de la Perícopa de la mujer adúltera es abrumadora».[3]
Una breve lista de las razones acerca de la omisión de los primeros manuscritos.
Nuestra prerrogativa
Nuestra meta es ser siempre fieles a las Escrituras y esforzarnos por enseñar a la iglesia cada palabra inspirada. Aunque el pasaje está en línea con el carácter de Jesús, [este pasaje] nos ha llegado como una historia añadida a la palabra inspirada. No enseñamos las adiciones porque creemos que las Escrituras son suficientes para nuestra vida y práctica espiritual y no necesitamos más. Aunque se mencionan muchas buenas historias de Jesús a lo largo de la historia, no estamos llamados a predicar esas historias, sino solo a las Escrituras. Del mismo modo, nos mantenemos firmes en la veracidad de las Escrituras. Es confiable y nuestra roca sólida. Aunque muchos otros textos se desmoronan bajo escrutinio, la Biblia se sostiene y siempre se mantiene firme contra el examen. Entiendo que este tema necesita mucha más explicación y expansión, pero esto tendrá que ser suficiente por ahora.
¡Pronto llegarán más recursos con temas teológicos!
Los escritos de Homero, Platón y Aristóteles han recibido mucha atención a lo largo de los siglos, y estos se mantienen canónicamente como la «literatura clásica griega antigua» que se remontan al siglo VIII a.C. Estos textos se estudian en las escuelas y se respetan como grandes piezas de arte literario. Sin embargo, ninguno de los textos originales antiguos en griego existen. Han sobrevivido a través de lo que se conoce como manuscritos (MSS), que son copias. Las primeras copias de estos textos datan del siglo VIII d.C. El manuscrito más antiguo de Homero data del siglo X d.C., que está a más de mil años de distancia de su original. El texto del Nuevo Testamento que tenemos también es una copia; esto no debería sorprender. Por ejemplo, no existe ni un solo texto original del Evangelio de Lucas o una Epístola Paulina. La diferencia aquí radica en la cantidad y proximidad de las copias que han sobrevivido.
Hoy en día, existen más de 5.800 manuscritos del Nuevo Testamento, en comparación con los datos mínimos y el material de los otros textos griegos antes mencionados. Estos manuscritos vienen en diferentes categorías, papiros (un tipo de material escrito), mayúsculas (escritos en mayúsculas), minúsculas (escritos en minúsculas) y leccionarios (lecturas diarias para la iglesia). Entre el siglo II-XVI, muchas traducciones o versiones provenían de estas copias tanto como en latín, el copto y el idioma siríaco, sin mencionar el más de un millón de citas bíblicas de los padres de la iglesia. Jacobus Petzker, erudito y experto del Nuevo Testamento, escribe: «De hecho, son tan extensas estas citas que, si todas las demás fuentes de nuestro conocimiento acerca del texto del Nuevo Testamento fueran destruidas, [estas] serían suficientes para la reconstrucción de prácticamente todo el Nuevo Testamento». [1]
No solo la cantidad es vasta, sino que algunos de los manuscritos del NT más antiguos datan aproximadamente entre 30-50 años después de que se escribió el último libro del NT (El Evangelio de Juan, 90 d.C.). Algunos de los papiros más importantes que contienen fragmentos y libros completos del NT datan entre los años 125-200 d.C. ¿Por qué sería esto importante? Si uno considera la proximidad de tiempo entre la copia y original, se vuelve más convincente y útil en el estudio para determinar lo que dijo la fuente. Sabiendo lo que el autor escribió, es lo que los eruditos del Nuevo Testamento llaman «Crítica Textual, [y esta] es el estudio de las copias sin el original para determinar la redacción exacta del [documento] original»
Importancia
¿Por qué es todo esto importante, y qué tiene que ver con que no prediquemos a través de Juan 7:53- 8:11, que comúnmente se conoce como «La Perícopa de la Mujer Adúltera»?
La respuesta es bastante simple, ese pasaje no fue escrito ni se encontró en los manuscritos más antiguos, esto significa que fue agregado en una fecha posterior por un autor desconocido. Tradicionalmente, hemos aceptado solo aquellos textos que se remontan a los Apóstoles y aquellos con vínculos directos con los Apóstoles como: Marcos, Lucas, Hechos, Judas, etc.
Elaboremos, en la mayoría de las versiones modernas de la Biblia (NBLA, RVR.77, PDT), colocan corchetes alrededor del pasaje que permiten al lector saber que [estas porciones] no se encuentra en los manuscritos más antiguos, o simplemente colocan una nota al pie de página, para algunas personas esto puede tener sentido, pero otras pueden pasar por alto la nota o los corchetes. Otros tal vez no entiendan lo que implica, lo peor es que, en algunos casos, este tipo de situaciones pueden crear dudas en cuanto a la veracidad de las Escrituras. Al inicio de este «blog» dimos un prefacio con información técnica para que nos ayude a reafirmar nuestra confianza en la palabra de Dios. Muchos otros factores nos dan certeza en las Escrituras, pero el aspecto técnico proporciona un elemento tangible. La abundancia de los manuscritos descritos fortalece nuestra fe. No debemos sentirnos amenazados cuando los «críticos textuales» atacan nuestra fe [al tratar] de diseccionar la Biblia. La Biblia es el único texto antiguo que ha sobrevivido a lo largo de los siglos, casi exactamente como se pretendía inicialmente. Por supuesto, existen variaciones en el texto, como la ortografía de los nombres, ediciones en las oraciones, omisiones geográficas y otras diferencias insignificantes. Sin embargo, ninguno afecta a la teología, ni cambia por completo el mensaje.
La Perícopa de la mujer adúltera nos es muy familiar y apreciada, el pasaje no distorsiona el mensaje del Evangelio ni mucho menos da una imagen diferente de Jesús. Aunque en muchos de los manuscritos posteriores está presente esta historia, lo colocan dentro de asteriscos, y al hacerlo, cuestionan su autenticidad. Bruce Metzger, un erudito muy respetado y experto en los estudios del Nuevo Testamento, lo atribuye a una «tradición oral que circuló en ciertas partes de la iglesia occidental y posteriormente se incorporó a varios manuscritos en varios lugares».[2] Fue en Occidente a través de Ambrosio (339-397 d.C.) y Agustín (354-430 d.C.) que la iglesia abrazó plenamente la historia tradicional. Es por eso por lo que Jerónimo (346-420 d.C.) la incluyó en la traducción de la Vulgata Latina de la Biblia que, en consecuencia, se convirtió en la versión principal. Ninguno de los primeros padres griegos como Tertuliano (160-220 d.C.), Orígenes (185-253 d.C.), Crisóstomo (347-407 d.C.) y Teodoro de Mopsuestia (350-428 d.C.) mencionan esta historia. Metzger también afirma: «La evidencia del origen no Joanino de la Perícopa de la mujer adúltera es abrumadora».[3]
Una breve lista de las razones acerca de la omisión de los primeros manuscritos.
- Estilo y vocabulario: Algunas de las palabras utilizadas son distintas del Evangelio de Juan y encajaría bien con el de Lucas o con los Sinópticos. Curiosamente, uno de los manuscritos coloca la Perícopa después de Lucas 21:38. Las conjunciones y parte de las frases utilizadas en el versículo 8:2 encajan mejor con los estilos y el uso de Lucas, incluso con los de Mateo.
- Interrupción en secuencia: La respuesta de Jesús en 8:12 encaja bien con la continuación de 7:52; es una respuesta directa a los fariseos. Algunos manuscritos lo incluyen después de 7:36 y 7:44 o incluso al final del Evangelio, demostrando la dificultad en la cronología. Sin esta Perícopa, Juan 7:1 fluye sin problemas a través de 8:59.
- Los Padres griegos: Ellos no hicieron uso de él ni lo comentaron, puede que no hayan sido conscientes de su existencia.
- Inconsistencia. Algunos de los últimos manuscritos armenios, gregorianos antiguos, y varios latinos lo omiten. Incluso en Occidente, había dudas.
Nuestra prerrogativa
Nuestra meta es ser siempre fieles a las Escrituras y esforzarnos por enseñar a la iglesia cada palabra inspirada. Aunque el pasaje está en línea con el carácter de Jesús, [este pasaje] nos ha llegado como una historia añadida a la palabra inspirada. No enseñamos las adiciones porque creemos que las Escrituras son suficientes para nuestra vida y práctica espiritual y no necesitamos más. Aunque se mencionan muchas buenas historias de Jesús a lo largo de la historia, no estamos llamados a predicar esas historias, sino solo a las Escrituras. Del mismo modo, nos mantenemos firmes en la veracidad de las Escrituras. Es confiable y nuestra roca sólida. Aunque muchos otros textos se desmoronan bajo escrutinio, la Biblia se sostiene y siempre se mantiene firme contra el examen. Entiendo que este tema necesita mucha más explicación y expansión, pero esto tendrá que ser suficiente por ahora.
¡Pronto llegarán más recursos con temas teológicos!
[1] Jacobus H. Petzer, Investigación contemporánea, «La versión latina del Nuevo Testamento», en Metzger, Bruce M. y Bart D. Ehrman. El texto del Nuevo Testamento: su transmisión, corrupción y restauración. 4ª ed. Oxford: Oxford University Press, 2005. 126.
[2]Bruce Manning Metzger, Sociedades Bíblicas Unidas, Un comentario textual sobre el Nuevo Testamento griego, Segunda edición, un volumen complementario del Nuevo Testamento en griego de las Sociedades Bíblicas Unidas (4a Ed. Rev.) (Londres; Nueva York: Sociedades Bíblicas Unidas, 1994), 188.
[3] Ibíd. 187
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